sábado, 29 de septiembre de 2012

Los dos Secretos


Durante seis años siempre realizamos el mismo recorrido, veinte manzanas separaban la escuela de nuestras casas.
Al principio nos acompañaban nuestras madres, eramos vecinos, nuestras familias se hicieron amigas cuando nos mudamos al nuevo barrio a finales del otoño de ese año. Pasados los primeros años ese recorrido lo hacíamos solos o, a lo sumo en las primeras manzanas, acompañados por algunos compañeros de escuela.
Nos sentábamos en el mismo banco en clase, compartíamos gran parte de nuestro día estudiando o jugando en nuestro barrio.

Lo mejor del día era compartir con ella el camino de regreso a casa, se convirtió en mi mejor amiga, y ese recorrido se transformó en "nuestro momento".




Muchas veces hacíamos un alto en el banco de la plazoleta a medio camino y nos contábamos allí lo que nos había sucedido las pocas horas en las que no nos veíamos.

Ese mismo banco en el que me consoló cuando falleció mi padre. Ella y sus palabras me armaron de coraje para acompañar a mi madre. El mismo banco en el que me contó de sus sueños de ser bailarina y en donde nos peleamos por primera vez porque le dije que me gustaban más los Beatles que los Stones. Sus ojos azules me miraron profundamente con el entrecejo cerrado y comenzó a darme un discurso de que ¡¡la guitarra de Richards tenía un sonido que no se podía comparar con las melodías de esos "blandengues"!!.
Con los años logramos conciliar nuestras diferencias musicales, más por la jerarquía musical de estos dos grupos que por nuestras propias convicciones.



En el último año de escuela, después de haber cumplido los doce, cuando me miraban esos ojos azules sentía que era mi oasis, cuando escuchaba su voz sentía que eran los Beatles, los Stones y el coro de ángeles todos juntos cantando la más hermosa melodía. Me dí cuenta que me estaba enamorando de mi mejor amiga...




... pero como se lo decía, muchas veces lo intenté, pero no me animaba, no quería perderle. Pues bien, un día me decidí, dije hoy tiene que ser el día, pase lo que pasé se lo voy a decir.
Ese día ella estaba más alegre que nunca, irradiaba una luz increíble y hermosura, al llegar al banco de la plaza me dijo: "tengo que contarte un secreto". Una vez más ella confiaba en mi, eso me hizo tomar más valor para después de que ella me dijera su secreto yo le diría el mio.
Me miró con esos ojos azules, sonrió como nunca antes la vi sonreír y dijo: "anoche le dí mi primer beso a un chico, creo que estoy enamorada". Sentí que mis piernas ya no estaban sujetas al piso, que todo se me dio vuelta, que el mundo estaba patas arriba. Ella siguió hablando sin parar de que "era un chico de la preparatoria unos años mayor que nosotros, que lo conoció en sus clases de guitarra ...".

Ya me había dicho su secreto pero yo... yo jamás pude decirle el mio.


Las fotos están bajo Licencia Creative Commons Attribution 2.0 Generic ( CC BY 2.0 ) de Poncho Equihua

Publicado originalmente en Trazando Caminos